Veterinarios, etologos y profesionales en comportamiento canino suelen prescribir fármacos como coadyuvantes en el tratamiento de problemas de conducta del perro.
Ansioliticos, antidepresivos, tranquilizantes, hormonas, etc. suelen ser utilizados a menudo para ayudar a limitar y evitar conducta indeseadas, desafortunadamente con el grande limite que, al terminar la terapia, los problemas suelen reaparecer.
A parte los efectos secundarios adversos y, en algunos casos muy graves y peligrosos, que muchos fármacos tienen, el mayor problema en sus utilización es que no actúan sobre las causas del problema sino en los síntomas.
Un ejemplo: un perro con ansiedad por separación puede tomar clomipramina (un ansiolitico) para calmar su estado angustioso (tratamiento del síntoma físico), sin embargo el fármaco no ayuda a eliminar el problema de fondo, el porque el perro manifiesta esto comportamiento, la causa desencadenante de su sufrimiento. Si no se soluciona el problema emocional que causa el comportamiento inadecuado el perro seguirá comportándose de la misma forma tan pronto como suspenda la asunción del fármaco.
Por esto es tan importante trabajar con técnicas de modificación de conducta (siempre bajo la supervisión de un profesional) y con un aliado para tratar todos los problemas emocionales: el sistema floral del Dr. Bach.
Las esencias florales de Bach ofrecen un abanico muy amplio de posibilidades de tratamiento a nivel emocional y conductual: agresividad, miedo, ansiedad por separación, hiperactividad, fobias, traumas, depresión, etc.
Las flores actúan a nivel vibracional, reequilibrando las emociones que están en desequilibrio, favoreciendo la armonía y la estabilidad de las emociones afectadas.
A diferencia de los fármacos, las flores de Bach no tienen ni efectos secundarios ni contraindicaciones, son totalmente inocuas, seguras y naturales.
Cada esencia floral, elaborada a partir de las flores de 38 plantas que forman el sistema de curación del Dr. Bach, sirve para solucionar satisfactoriamente determinados problemas, tanto emocionales como físicos: ansiedad por separación, problemas de socialización, miedo, fobias y traumas, conducta destructiva, falta de atención/concentración, ladrido excesivo, conductas agresivas, estereotipias y comportamientos compulsivos, intolerancia conductual, hiperactividad, nerviosismo, estrés, eliminación inadecuada, depresión, tristeza, apatía, otitis, problemas de piel y oculares, rehabilitaciones, problemas musculares alergias, tos de la perrera, hemorragias, etc.