La castración de los perros es a menudo recomendada por veterinarios y educadores caninos para ayudar a curar ciertos problemas de comportamiento.
Desafortunadamente la idea de la castración del perro encuentra la resistencia sobre todo por parte de algunos propietarios de machos, a pesar de todas las pruebas y argumentos presentados a favor de la operación.
El tema de la castración tiene que ser tratado racionalmente, ya que hay determinadas circunstancias en la que la extirpación quirúrgica de los testículos del perro puede ayudar a mejorar problemas de comportamiento y a prevenir el desarrollo de algunos problemas de conducta.
A veces los propietarios son reacios a castrar a sus perros porque conocen a alguien cuyo perro fue castrado, pero su comportamiento no mejoró.
Lamentablemente hay ocasiones en lo que esto ocurre: por ejemplo en caso de agresividad por miedo o timidez.
El diagnóstico preciso del problema de conducta del perro es esencial para determinar si la castración es la solución adecuada.
Como regla general, la castración es más común entre los machos ya que ellos muestran conductas que están influenciadas por la testosterona (la hormona masculina): el marcaje, la búsqueda de potenciales parejas, la agresividad hacia otros machos y a veces la agresividad dominante hacia personas.
El cerebro masculino está programado, a causa de la testosterona, para mostrar el comportamiento masculino incluso antes del nacimiento.
Si el diagnóstico preciso del problema de conducta muestra que la castración puede ayudar en la rehabilitación del perro, las posibilidades de éxito aumentan enormemente si la operación se realiza en combinación con una terapia de modificación de conducta, llevada a cabo bajo la guía de un profesional en educación y etología canina.