Empieza la temporada de las espigas que pueden ser un verdadero peligro para la salud del perro y dejar heridas molestas si no tomamos las debidas precauciones.
Con la calor aumentan las malas hierbas gramíneas, las espigas o espiguillas, diseñadas para clavarse en el pelo del perro para ser transportada a otra zona donde germinar. Desafortunadamente estas hierbas entran a menudo en la piel del perro en zonas sensibles.
La peculiar forma de las espigas, con una punta muy dura y largos penachos, constituye un ingenioso sistema para que solo pueda desplazarse hacia delante cuando entra en contacto con el pelo del animal. El gran problema y peligro es que a menudo la espiga entra en contacto con la piel del perro y con el mismo sistema de desplazamiento literalmente se introduce dentro a la mascota.
Los puntos mas vulnerables son generalmente las patas, entre los dedos, los orificios como las orejas, el ojo, la nariz, las zonas genitales y las zonas del vientre.
Cuando se clavan dentro la piel provocan una característica tumefacción roja que supura, lo que los veterinarios llaman granuloma por cuerpo extraño. Normalmente es suficiente sacar la espiga con unas pinzas, limpiar bien la zona y aplicar una crema anestésica local.
En casos mas graves o en zonas mas peligrosas como el oído o otros orificio es muy importante acudir de inmediato al veterinario ya que si se deja puede causar un grave daño al animal.
Como siempre es mejor prevenir que curar y entonces la recomendaciones son:
- evitar transitar en zonas con muchas espigas
- recortar el pelo del perro en las zonas a riesgo (cara interna de las orejas y entre los dedos)
- revisar todos los puntos críticos para las espigas: dedos, pliegues de piel, zonas de pelo abundantes, oídos, ojos, etc.