Apolo es un perro de agua de 4 años adoptado cuando tenía 2.
Su vida no fue nada fácil ya que pasó por varias familias, una perrera y un centro de acogida.
Cuando entró en nuestra casa tuvo que acostumbrarse a la nueva familia y al hermanastro de la misma edad, perro de agua y macho el también.
La convivencia fue desde el principio muy agradable para todos y entre los dos machos (castrados los dos) ni un roce ni una pelea, solo amistad y juego.
Lo único que presentó Apolo desde el primer día fue un comportamiento extraño a la hora de dejarlo en casa solo con su hermano.
Al momento de despedirnos antes de salir de casa, Apolo se pegaba a una pared o retrocedía, se ponía muy tenso y gruñía al intentar acercarse o al intentar acariciarlo.
Desde el primer momento fue claro que su lenguaje corporal estaba diciendo “Estoy tenso, estoy nervioso, tengo miedo, me siento inseguro”; Apolo experimentaba una forma de otro “abandono” cuando nos veía salir de casa.
Para no intensificar esa reacción lo primero que hicimos fue no acercarnos a él, dejarle espacio, no mirarlo, no hablarle, simplemente ignorarlo por completo.
Al cabo de poco tiempo, y siguiendo siempre este mismo ritual, el comportamiento de Apolo desapareció por completo.
Es importante recordar que los perros no piensan como los humanos y que cuando les decimos “adiós” a nuestros perros antes de salir, generalmente es para satisfacer nuestros propios sentimientos de culpa y anticipación.
Aun parezca “cruel”, desde el punto de vista humano, no saludar a nuestro perro cuando salimos de casa, es muy muy importante para que el perro no entre en un estado mental de inquietud y miedo.
Si nos mantenemos tranquilos y firmes e ignoramos al perro cuando salimos de casa conseguiremos tratar esta leve ansiedad por separación de nuestro perro.
Nota: Casos más graves de ansiedad por separación se deben tratar con un programa de modificación de conducta según la gravedad del problema. Contactar con un profesional experto en problemas de comportamiento.